CONTRATO DE
SUMISIÓN DE MARTA GARCÍA
Marta García,
sumisa, en posesión de su persona, consiente y manifiesta que desea y pretende
entregarse totalmente en las manos de Paco, su Amo. Por su parte el Amo, Francisco
Owner (Paco), consiente y manifiesta que desea y pretende tomar posesión de su
sumisa, Marta.
Por la firma de
este Contrato de Sumisión, se acuerda que la sumisa cede todos los derechos
sobre su persona, y que el Amo toma completa posesión de la sumisa como
propiedad, reclamando para sí mismo su vida, su futuro, su corazón y su mente.
1.0. Deberes de la Sumisa
(a) La sumisa
acepta obedecer y someterse completamente al Amo. Sin limites de lugar, tiempo
o situación, en la cual la sumisa pueda deliberadamente rechazar obedecer las
ordenes de su Amo. El no, no es una opción.
(b) La sumisa
también acepta, una vez firmado el Contrato de Sumisión, que su cuerpo
pertenece a su Amo, para ser usado como este considere conveniente.
(c) La sumisa
comprende que todo lo que tiene, y todo lo que hace, pasara de derecho a
privilegio, otorgado solo cuando el Amo lo desee, y solo hasta el punto que él
lo desee.
(d) La sumisa
esta de acuerdo en atenerse a la decisión del Amo en todo momento.
(e) La sumisa
renuncia a cualquier posibilidad de veto de las ordenes del amo.
2.0. Conducta de la Sumisa: General
(a) La sumisa se
esforzara en amoldar su cuerpo, apariencia, hábitos y actitudes conforme a los
deseos del Amo. La sumisa está de acuerdo en cambiar sus actos, forma de hablar
y vestidos para expresar su sumisión. La sumisa hablara siempre a su Amo en
términos de amor y respeto. Se dirigirá a él apropiadamente: en privado cómo
“amo” y en público por su nombre
(b) La sumisa
ambicionara y se esforzara en aprender como agradar a su Amo y aceptara
agradecida cualquier castigo y en cualquier forma que el Amo elija.
(c) La sumisa
renuncia a todo derecho de intimidad u ocultamiento a su Amo. Esto incluye
fotografías y videos de la sumisa, en cualquier situación, para ser usadas y
mostradas por el Amo como este considere conveniente.
(d) La sumisa
esta de acuerdo en exponer todos sus deseos y fantasías a la consideración del
amo.
(e) La sumisa
responderá sincera y completamente, todas y cada una de las preguntas que el
Amo le haga. La sumisa dará voluntariamente cualquier información que su Amo
deba conocer sobre su condición física y emocional.
(f) Cuando este
en la misma habitación que su Amo, la sumisa pedirá permiso antes de salir de
ella, explicando donde va y por qué. Esto incluye pedir permiso para usar el
aseo.
(g) La sumisa
será responsable de mantener la limpieza y disponibilidad de todos los
juguetes. Ninguno será usado sin el expreso permiso del Amo.
(h) La sumisa es
responsable del mantenimiento y realización de los quehaceres domésticos. Esto
incluye lo siguiente:
—Cocinar:
Incluido preparar la comida para el Amo y para ella misma.
—Limpiar:
Incluido pasar la aspiradora, quitar el polvo y limpiar cocina, baño.
—Hacer
la colada. La ropa del amo siempre estará limpia y planchada.
—Pagar
todas las facturas en el momento oportuno.
—Hacer
los recados y la compra.
3.0. Apariencia de la Sumisa.
3.1. General.
(a) La sumisa
mantendrá y adornara sus órganos sexuales, asegurándose de que sean
perfectamente accesibles para su Amo. Todas las partes del cuerpo de la sumisa
podrán ser expuestas en público o en privado, para otros o para su Amo, cuando
así sea ordenado.
(b) La sumisa
nunca cerrara ni cruzara sus piernas en presencia de su Amo, a menos que se le
haya otorgado permiso especifico.
(c) La sumisa
nunca usara ropa interior sin supervisión del Amo, excepto cuando le sea
permitido usar shorts, tangas o pantis, y no cubrirá su cuerpo con vestidos o
cualquier material, excepto cuando el hacerlo y el diseño del vestido o el material
sean expresamente aprobados por el Amo.
(d) Minifaldas,
botas, zapatos de tacón, ligas o medias, y tops o vestidos reveladores será su
principal vestimenta en público.
(e) La sumisa
mantendrá su sexo limpio y rasurado, así cómo el resto de su cuerpo. Solo se la
permite tener pelo en la cabeza.
(f) La sumisa
cortara, peinara y teñirá su cabello como ordene su Amo.
(g) La sumisa
tendrá las uñas de pies y manos pintadas y cuidadas como desee su Amo.
(h) El Amo tiene
derecho a tatuar, poner piercing o marcar el cuerpo de su sumisa.
(i) La sumisa
llevara todo el tiempo, 24 horas al día, 7 días a la semana, una señal de su
sumisión, dada por su Amo.
3.2. Particular de Marta.
(a) La sumisa
nunca fumara.
(b) La sumisa
solo beberá alcohol con su amo.
(c) La sumisa
nunca consumirá drogas.
(d) La sumisa se
mantendrá siempre y sin excepción, entre un peso corporal de 45 y 47 kilos.
(e) La sumisa
estará siempre perfectamente bronceada de manera integral.
(f) La sumisa
hará ejercicio en casa todos los días siguiendo las instrucciones del Amo.
4.0. Normas del Amo.
El amo tiene
poder absoluto sobre su sumisa.
5.0. Castigos.
La sumisa esta
de acuerdo en aceptar cualquier castigo que el amo decida aplicarle, lo haya
merecido o no. La sumisa esta de acuerdo en que estos castigos puedan ser
aplicados por cualquier infracción de la letra o el espíritu de este Contrato
de Sumisión, y aceptara agradecida la corrección. La forma y duración del
castigo será a gusto del Amo. Puede castigarle sin razón, solo para su placer.
La sumisa goza del derecho a llorar, gritar o suplicar, pero acepta el hecho de
que esta expresión de sentimientos no afectara su tratamiento. Igualmente
acepta que si su Amo se cansa de sus ruidos, podrá amordazarla o adoptar otras
acciones para silenciarla.
6.0. Otras personas.
(a) La sumisa no
buscara otro amo o amante, ni tendrá relaciones sexuales o de sumisión con
otros, ni tan siquiera ‘virtual’ o ‘cyber’, sin el permiso de su Amo. Hacerlo
será considerado una violación del Contrato de Sumisión y tendrá como resultado
un castigo extremo o la ruptura del Contrato.
(b) El Amo puede
aceptar otras sumisas o amantes.
(c) La sumisa
esta de acuerdo en que su Amo posee el derecho a determinar cuando otros pueden
usar su cuerpo y en que forman lo usaran. La sumisa no tiene derecho de elección
sobre otras parejas.
7.0. Alteración del Contrato de Sumisión.
El Contrato de
Sumisión no puede ser alterado a menos que ambas partes estén de acuerdo. Si el
Contrato es alterado el nuevo se imprimirá y será firmado, y el viejo Contrato
será destruido.
7.0.1 Terminación del Contrato de Sumisión: este contrato
no puede ser rescindido unilateralmente por parte de la sumisa.
8.0. Firma de la Sumisa Marta García.
He leído y
comprendido este Contrato de Sumisión. Estoy de acuerdo en entregarme por
completo a mi Amo, acepto cualquier reclamación sobre mi cuerpo, corazón, alma
y mente. Comprendo que seré dominada, entrenada y castigada como sumisa y
prometo cumplir todos los deseos de mi Amo y servirle con lo mejor de mis
habilidades. También comprendo que no me puedo retractar de este Contrato de
Sumisión en ningún momento.
Firma:
Fecha:
8.1 Firma del Amo Francisco Owner.
He leído y
comprendido completamente este Contrato de Sumisión. Estoy de acuerdo en
aceptar esta sumisa como mi propiedad y en tal sentido usarla cómo yo quiera. Cuidaré
de su seguridad y bienestar y la dominaré, entrenaré y castigaré como sumisa.
Comprendo la responsabilidad implícita en este acuerdo y estoy de acuerdo en
todo. Nada dañara a mi sumisa mientras me pertenezca, excepto yo o la persona
que yo autorice. También comprendo que me puedo retractar de este Contrato de
Sumisión en cualquier momento.
Firma:
Fecha:
Cuándo regresaron de El Rastro y
de compras por el centro de Madrid, Paco se sentó frente al ordenador y empezó
a investigar sobre una idea que había tenido: hacer firmar a Marta un contrato
que la vinculara a él definitivamente. Comprobó que su idea no era ni original
y excepcional. Encontró decenas y decenas de formatos y adaptó este porque le
pareció el más estricto. Mientras lo preparaba, Marta permanecía acurrucada en
el suelo a sus pies cómo si fuera una perrita. De vez en cuánto, bajaba la mano
y la acariciaba la cabeza y ella se la besaba complacida.
También descubrió que hay
diferencias sustanciales entre una sumisa y una esclava. No tenía la más minima
duda de que Marta era una esclava a tiempo completo y en cualquier tipo de
circunstancia, pero veía un problema legal en plasmarlo en un documento y por
eso utilizó la palabra “sumisa”.
Cuándo terminó de prepararlo, se
sentó en el sillón con el documento y ordenó a Marta que se arrodillara entre
sus piernas. Antes de dárselo a leer, la metió la polla en la boca y es que a
pesar de que solo hacia unas escasas veinticuatro horas que la tenía con él, le
encantaba sentir su polla en la boca de Marta y le atraía poderosamente la
imagen que ofrecía. También se dio cuenta de que por la vagina solo la había
penetrado una vez, y fue al estilo perrito, pero ni siquiera se corrió: tenía
las cartucheras vacías. Quería follarla cómo Dios manda, cara a cara en la
posición del misionero. Quería ver las reacciones de Marta cuándo la metiera la
polla en el chocho y la apretara a tope.
Marta empezó a leer y cada vez que
terminaba un apartado, Paco la preguntaba si lo había entendido y la respuesta
era siempre la misma: sí amo.
—Esta es la última oportunidad que
tienes de salir por esa puerta y regresar a tu casa, —dijo cuándo termino de
leer—. Solo tienes que reusar a firmar este documento. ¿Qué vas a hacer?
—Voy a firmar amo.
—¿Estás segura? Ten en cuenta que
no hay vuelta atrás.
—Estoy segura amo, —la entregó un
bolígrafo y firmó.
—Muy bien, te aseguro que no te
vas a arrepentir. ¿Tienes hambre?
—Si amo.
—No cocines hoy. Pide algo al
chino, o al japo, o lo que quieras: hay teléfonos en la puerta del frigorífico.
Luego abre una botella de vino de las que están en la parte baja del botellero,
—Marta se levantó rápidamente a cumplir la misión mientras Paco nuevamente se
sentaba en el ordenador.
Se había dado cuenta de que a alguien
cómo Marta no podía estar dándola caña permanentemente solo con la polla:
necesitaba ayuda electrónica. Empezó a visitar páginas especializadas y
descubrió un mundo que desconocía totalmente. Decidió tomárselo con calma
porque había un montón de aparatos y un montón de especialidades. Hizo un
pedido básico a una que entregaba en veinticuatro horas: un juego de plug de
distinto tamaño, un estimulador de bola, un juego de vibradores, un bote de
lubricante, un kit básico de bondage y tres vestiditos muy sexis que no se
había resistido a pedir.
Mientras hacia el pedido y
esperaban la llegada del chino, o lo que fuera, Marta había abierto una botella
y le había servido una copa antes de acurrucarse otra vez a sus pies.
—¿Te gusta el vino?
—Si amo.
—Toma, bebe un poco, —Marta se
incorporó y Paco la dio a beber de su copa. Después, volvió a acurrucarse a sus
pies.
Media hora después, llegó el japo
y estuvieron comiendo. Paco la dejó servirse una copa de vino.
Cuándo terminaron, Marta recogió
la mesa y volvió a acurrucarse a sus pies mientras su amo seguía visitando páginas
e iba de descubrimiento en descubrimiento. Se le ocurrieron un montón de ideas
y algunas, incluso le dieron miedo. Estaba saliendo su lado más salvaje y
depravado y tenía la oportunidad de aplicarlas en una mujer que sin lugar a
dudas estaba mal de la cabeza, pero ¿qué le importaba a él eso?, indudablemente
nada: si quería sufrir, sufrimiento no la iba a faltar.
Bajó la mano, y agarrándola por el
pelo y la hizo incorporarse hasta que quedo de rodillas entre sus piernas.
Empezó a abofetearla una y otra vez, de un lado y de otro, en ambas mejillas,
sin venir a cuento, solo porque le apetecía. Instintivamente intentó protegerse
con las manos, pero Paco cogió la corbata y se las ató a la espalda. Siguió con
las bofetadas hasta que Marta tuvo las dos mejillas enrojecidas y totalmente
mojadas de lágrimas. Para entonces tenía la polla a reventar. La agarró por el
pelo y la llevó arrastras hasta la cama. La puso bocarriba y la penetró
despacio, no para no hacerla daño, sino porque quería ver con detenimiento la
expresión de su rostro. Casi se la pusieron los ojos en blanco e inmediatamente
empezó a gemir. La punta de su polla presionaba el fondo de la vagina de una
mujer que no superaba el metro sesenta. Rápidamente la llegó el primer orgasmo
al que siguieron algunos más. Paco observó que cuándo los tenía, eran tan
fuertes que intentaba zafarse y se le ocurrió una tortura que había visto en
los videos: lo pondría en práctica con ella.
Cuándo iba a correrse, la sacó y
se la metió en la boca. Marta se lo tragó todo sin dejar una sola gota. No
quería dejarla preñada y hasta que solucionara ese tema intentaría no correrse
en el coño de su esclava.
Se levantó y la miró inerte sobre
la cama, sudorosa, agotada y sintió cierta ternura hacia ella. Parecía que
estaba desarrollando un cierto vínculo emocional, aunque eso no le iba a hacer
desviarse de su objetivo: torturarla, hacerla sufrir y obtener placer. Y desde
luego no era ni por asomo amor. Alguien tan egoísta y déspota cómo Paco era
incapaz de amar. Lo que empezaba a sentir por ella era más parecido a lo que se
siente por un perro: a lo que se siente por una mascota.
—Mañana tienes muchas cosas que
hacer, —dijo Paco cuándo termino con sus reflexiones—. Levántate y apuntalo
todo para que no se te olvide.
Marta se levantó cómo un resorte y
cogió el papel y el boli que le tendía su amo y se aprestó a escribir.
—Primero vas a ir a tu trabajo y
te vas a despedir. A continuación, vas a ir a una gestaría que conozco y llevaras
los papeles que te den: te voy a hacer un contrato de trabajo de asistenta.
Hablaré antes con ellos para que lo tengan todo preparado. Después iras a la
compra, y a continuación limpiaras la casa: quiero que este todo pulcro.
También vas a hacer ejercicio: tengo una cinta de correr y un aparato de pesos.
Luego te daré una hoja con lo que tienes que hacer. También quiero que tomes el
sol diariamente: si hace frío en el ventanal y si no lo hace en la terraza que
para eso tengo casi cien metros cuadrados. Las gestiones seguramente las tendrás
que hacer en dos o tres días: no te preocupes. Suelo llegar sobre las cuatro:
no me tienes que preparar nada para comer porque ya lo hago en la oficina. Tu
come cuándo quieras. Y algo muy importante. Cuándo llegue a casa quiero
encontrarte alegre, cariñosa y sonriente. Me besaras en los labios cómo nunca
has besado a nadie en tu puta y miserable vida. ¿Lo has
entendido?
entendido?
—Si amo.
—Perfecto. Hablaré con mi banco y
te haré una transferencia para que tengas fondos en tu tarjeta.
—Gracias amo.
Muy bien, ahora túmbate sobre la
mesa del comedor, bocarriba y con las piernas bien separadas y flexionadas
hacia arriba, —Marta así lo hizo y Paco cogió la madeja de cuerda que había
comprado por la mañana en El Rastro y se puso a atar concienzudamente a su esclava.
Lo hizo sin mucha técnica porque era la primera vez que lo hacia, pero el
resultado fue optimo: Marta no se podía mover y lo más importante: era
imposible que cerrara las piernas. Después colocó una silla y se sentó frente a
la esplendida vagina de Marta. Empezó a comer y a los pocos segundo ya estaba
jadeando y gimiendo. Así estuvieron todo lo que quedaba de tarde porque Paco no
se cansaba de comer y Marta no podía evitar la sucesión de orgasmos que tuvo.
Cada cierto tiempo, cogía la correa y la azotaba el trasero con ella.
Finalmente, a la hora de cenar, todo termino. La desató y la cogió en brazos
porque estaba exhausta. Se sentó en el sillón con ella acurrucada en su regazo
y contempló complacido su obra mientras saboreaba una copa de whisky.
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